Políticas redistributivas en Uruguay: investigación de la Udelar sobre creencias, percepciones y actitudes de la sociedad uruguaya
Los planes sociales en Uruguay: Ninguna evidencia demuestra que hayan distanciado a los usuarios del mercado laboral, ni modificado sus hábitos de consumo. Entrevista con investigadores de la Udelar Agustín Reyes y Laura Silvera.
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Agustín Reyes, filósofo e investigador del Instituto de Economía de la facultad de Economía y Laura Silvera Coordinadora de la Unidad de Comunicación de esa facultad presentaron el informe “Las creencias, percepciones y actitudes sobre las transferencias públicas de ingreso en Uruguay. Promoviendo el debate público sobre políticas sociales, meritocracia y pobreza”.
En el trabajo, llevado adelante por las facultades de Ciencias Económicas, Humanidades y Ciencias Sociales, la ONG El Abrojo y la consultora Nómade, se propuso sistematizar y analizar las creencias, preferencias y actitudes de las personas entorno a algunas políticas de transferencias públicas de ingresos.
Uno de los aspectos destacados trata sobre los cambios en los criterios con los que se justifican las transferencias. “La idea de la necesidad de las personas tenía acuerdo. Así se justificó el ingreso ciudadano del PANES. Luego, la discusión parlamentaria viró y la idea de necesidad se matizó con la de responsabilidad individual”, explicó Reyes. Después de un tiempo “había que tomar en cuenta cuán responsable podían ser las personas por la situación en que estaban”.
También surgió la idea de “reciprocidad”, y con ella las contraprestaciones, por ejemplo, se planteó “si las Asignaciones Familiares debían tener un contralor sobre la asistencia”. Estos virajes permiten ver los valores presentes en las discusiones sobre qué hace un estado, cómo debe ayudar a sus ciudadanos, explicó el académico.
Por otro lado, Reyes destacó que la investigación reveló evidencia sobre los impactos positivos que tuvieron las políticas estudiadas. Sirvieron para aliviar la situación de pobreza y pobreza extrema”. También influyeron positivamente en la nutrición y en la asistencia escolar”. Por el contrario, no se encontró evidencia negativa en cuanto a si la participación en algún plan social postergaba la búsqueda de trabajo por parte de los beneficiarios ni que bajaran las cantidad de horas trabajadas o que alteraran sus pautas de consumo.
Sin embargo “esta evidencia ha sido poco utilizada en la discusión parlamentaria, al menos para encauzar algunas discusiones. Eso nos dice que hay cierta limitación en el discurso, y que muchas veces las perspectivas ideológicas son más relevantes que la evidencia”, aseguró Reyes.
Algo similar observaron en su estudio sobre los medios de comunicación, en particular en las notas de opinión y editoriales donde encontraron “una fuerte evaluación negativa, que fue incrementándose en el período 2005-2020” y que tampoco tomaba la evidencia en demasiada consideración”.
Reyes planteó que a través del trabajo puede verse “la forma en que nos percibimos como sociedad: pareciera haber una idea que permea en ciertos estratos y perspectivas políticas de que los resultados” en la vida de cada uno “tienen que ver con el esfuerzo o poco esfuerzo personal. El destino de cada uno depende de cada uno. Esta es una forma de percibirnos que no está sustentada fuertemente en evidencia. Hay una cantidad de condicionantes, elementos de contexto que son fundamentales para el desarrollo posterior”. Sin embargo, planteó el filósofo “toda la evidencia no logra modificar los prejuicios”.
Lo comunicación de los resultados, y la traducción a un lenguaje accesible a todo público, fue planteado como uno de los grandes desafíos del proyecto. Para eso, contó Silvera, la Unidad de Comunicación de la facultad de Economía creó una miniserie en la que los investigadores conversan, con lenguaje llano, sobre los hallazgos de su trabajo. Se estrena el 6 de junio por el canal de Youtube y las redes sociales de la Facultad de Economía.